«Introducción a la fonoaudiología» es un curso de primer año de la carrera cuyo objetivo de aprendizaje prioritario, es que los alumnos logren identificar el rol del fonoaudiólogo en las diferentes áreas del quehacer profesional: Comunicación en niños y adolescentes, comunicación en adultos, deglución, audiología y voz.
Específicamente la implementación de la metodología fue incluida dentro del contexto del área de niños, para lo cual el grupo curso fue dividido en 6 grupos de 13 alumnos que fueron guiados por un tutor docente. A cada grupo fue asignado un colegio vulnerable con un programa de integración escolar a cargo de una fonoaudióloga, lo que en la metodología se conoce con el nombre de «socio comunitario».
Los alumnos en una primera instancia visitaron el establecimiento, observaron la intervención con un niño y adicionalmente, a través de una pauta de observación y entrevista a los distintos actores del proceso educativo, realizaron un diagnóstico del lugar en función de las fortalezas y debilidades. Todo este proceso siempre fue acompañado de reflexiones en donde los alumnos pudieron analizar las distintas realidades, tomar conciencia de los problemas del país y del aporte que pueden ser para una comunidad específica, intencionado en cada paso del proceso el desarrollo de habilidades transversales como: trabajo en equipo, compromiso social, habilidades comunicativas y discursivas, respeto y pensamiento crítico y reflexivo. A partir del diagnóstico inicial y tomando como insumo la información obtenida por las visitas y las reflexiones, los alumnos propusieron la elaboración de un producto y/o servicio que fuese totalmente coherente con las necesidades e intereses del colegio. La mayoría de los grupos por los conocimientos disponibles (alumnos de 1° año) decidieron elaborar un producto de servicio enfocado al proceso de estimulación del lenguaje y prevención de las dificultades, basándose en la información teórica recibida en las clases y en la información recopilada, promoviendo además la búsqueda autónoma y responsable de información bibliográfica.
En una segunda instancia los alumnos visitaron nuevamente al socio comunitario y presentaron su propuesta basada en las necesidades detectadas y en los intereses manifestados. Es de esta forma como la propuesta se transformó en un producto concreto. El rol del socio comunitario fue clave, donde como contraparte debió validar el producto y retroalimentarlo, ya sea complementándolo o proponiendo ajustes según su experiencia. Al recibir el feedback del socio comunitario y realizar los ajustes necesarios, los alumnos elaboraron el producto de servicio final, cautelando ante todo la calidad del material, pensando en su utilización y mantención en el tiempo.
Al finalizar el proceso, en una tercera ocasión los grupos visitaron por última vez al socio comunitario y presentaron su producto de servicio terminado, explican su funcionamiento y modo de empleo.
Las evaluaciones del proceso contemplan la evaluación del socio comunitario a partir de una rúbrica de satisfacción del socio comunitario, la auto y coevaluación por parte de los alumnos y la evaluación de los tutores.
En reflexiones sobre el proceso los alumnos manifestaron el gran aporte de la metodología, calificándolo como una gran experiencia de servicio y aprendizaje.
En las siguientes actualizaciones les contaremos sobre los resultados de esta primera experiencia piloto en términos de la experiencia de los alumnos, de los socios comunitarios y de los tutores.
