Una voz que logre los objetivos que requiere el intérprete es fundamental para el buen desempeño de las artes vinculadas a la vocología. Según Vilkman (2004) en su artículo «Occupational Safety and Health Aspects of Voice and Speech Professions», las demandas vocales varían en gran medida entre las diferentes profesiones vinculadas al uso de la voz. En las profesiones con carga vocal intensa (por ejemplo, cantantes, actores, profesores), los trastornos vocales ocupacionales que amenazan el desempeño profesional son comunes. La carga vocal es una combinación de uso prolongado de voz, exigencia y factores de carga externos (por ejemplo, ruido de fondo, acústica, calidad del aire) que afectan a la F0, cualidad e intensidad de la fonación.
Existen diversas clasificaciones en torno a la exigencia vocal a nivel profesional. Koufman y Isaacson (1991) en «The spectrum of vocal dysfunction» plantean cuatro niveles principalmente basado en la demanda vocal y el impacto que podría causar éste en su voz. La clasificación contempla el nivel I, élite vocal; II, usuario de voz profesional; III, profesional no vocal, III no vocal – no profesional.
En el primer grupo encontramos a los cantantes, tanto populares como líricos. Se ha observado que el primer grupo está más expuesto a factores de carga externos y a una gran presencia de conductas fonotraumáticas como el consumo de irritantes laríngeos directos (tabaco, cannabis) y otros indirectos que favorecen la aparición de reflujo faringolaríngeo (RFL).
Un entrenamiento vocal constante, en momentos excesivo, y las horas de estudio sin tutoría, desde el punto de vista de la carga física en el aparato vocal, los cambios fisiológicos relacionados con esta sobrecarga (adaptación) pueden influir negativamente en la calidad vocal. Independiente de lo anterior, actualmente los cantantes han generado mayor interés por profundizar en torno a los procesos de producción de la voz, sobre los cuidados vocales, y es aquí donde como fonoaudiólogos tenemos un rol fundamental desde el acompañamiento en torno a la salud vocal.
Nuestra carrera de Fonoaudiología (PUC), desde este año ha querido formar a sus estudiantes del internado electivo de voz, entregando las competencias profesionales necesarias para desempeñarse en el ámbito de la intervención vocal en las artes. La profundización en el canto popular se logra gracias al acuerdo de colaboración realizado con el Instituto Profesional Projazz.
En sus 30 años de trayectoria, Projazz, institución miembro del Berklee International Network (BIN), ha aportado al medio artístico nacional en la formación de figuras que hoy marcan tendencia en el mundo del jazz y la música popular: Nicole, Denisse Malebrán, Camila Moreno, Tea Time, Pablo Menares, Javiera Mena, Cristóbal Orozco, Constanza Lüer, Camila Meza, entre muchos otros. Han transcurrido 30 años y Projazz se ha consolidado como una institución que, en palabras del musicólogo chileno Juan Pablo González, «ha contribuido a subir el nivel profesional del músico nacional».
En ese contexto, se realizan actividades de evaluación, diagnóstico, asesoría y rehabilitación siendo fundamental la intervención enfocada a favorecer las capacidades vocales (físicas) como resistencia a la fatiga vocal, flexibilidad y potencia entre otros, cuyo objetivo es disminuir el riesgo de desarrollo de patología vocal que podría generar gran impactico, por más mínima que sea, en un profesional de élite vocal (nivel I).
Hoy los cantantes son más sensibles a los cambios vocales, entonces como fonoaudiólogos vinculados a la voz debemos mantenernos a la vanguardia en relación a las técnicas de rehabilitación y «assesment» en torno a este grupo de profesionales centrando nuestro quehacer en torno a la salud vocal desde una perspectiva fisiológica.
Flgo. Adrián S. Castillo Allendes.
