Medicina Familiar
Artrosis leve a moderada de rodilla: su difícil enfrentamiento terapéutico
      Artrosis  leve a moderada de rodilla: su difícil enfrentamiento terapéutico
Autor: Dra. Sonia Bassa T., Residente Medicina Familiar  Adulto PUC.
Editor: Dra. Isabel Mora M. Médico Familiar PUC.
      Artrosis se define como un síndrome  clínico de dolor articular acompañado de diversos grados de  limitación funcional y reducción de la calidad de vida.¹
        Es la enfermedad articular más  frecuente. Se ha visto que aumenta con la edad, llegando a estar presente  radiológicamente en más del 80% de la población mayor de 60 años.2
      Antiguamente esta patología  era conocida como una enfermedad degenerativa; sin embargo, hoy en día se  conoce su mecanismo fisiopatológico, donde intervienen distintos  procesos genéticos, metabólicos,  biomecánicos, bioquímicos, entre otros, que son los que producirán una  inflamación crónica con el consiguiente daño. Además, se ha descrito la  importancia del condrocito, célula que sufre una serie de procesos que  conllevan a un aumento de la degradación de la matriz sin la compensación en el  aumento de la síntesis, lo que finalmente provocaría el daño articular.
      ¿Por qué es importante tratarla?
        Según la última Encuesta  Nacional de Salud (ENS), la Artrosis de Rodilla presentaba una prevalencia de  3,6% en ambos sexos, siendo la principal causa de deterioro de la movilidad,  especialmente en mujeres; y con una edad promedio al momento del diagnóstico de  55 años.
      Según los AVISA del año 2007  ocupaba el puesto número 23 en el análisis de grupo de todas las edades, reflejando  que es una patología que afecta aspectos de la vida diaria de una persona y la  calidad de vida en general.
        Tratamiento
        Los objetivos del tratamiento  en general son disminuir el dolor y la inflamación, mejorar la capacidad  funcional, mejorar la calidad de vida, evitar la progresión del proceso y  educar al paciente acerca de su condición y rol en el tratamiento. Siempre  tener en cuenta que se debe individualizar de acuerdo a las expectativas del  paciente, y esto dependerá del nivel de actividad y funcionalidad, el número de  articulaciones comprometidas, severirdad de los síntomas, coexistencia de otras  morbilidades, entre otras.(4)
        El tratamiento se dividirá en  farmacológico y no farmacológico.
      Según la OARSI (Osteoarthritis  Research Society International) la base del tratamiento no farmacológico  comprende reposo por períodos cortos de tiempo, educación al paciente acerca de  su enfermedad, reducción de peso corporal, ejercicio físico, fisioterapia  (termoterapia, ultrasonido y TENS) y acupuntura.(5)
      ¿Qué dice la evidencia acerca de estas terapias?
        Según una Revisión Sistemática  (RS) sobre el ejercicio físico de  estiramiento, elongación y acondicionamiento físico (“en tierra”) en el  tratamiento de la artrosis de rodilla, se obtuvo una disminución en el dolor  con una DMS (Diferencia de Medias Estandarizada) -0,49 (IC 95% -0,39, -0,59),  mejoría en la funcionalidad con una DMS de -0,52 (IC 95% -0,39, -0,64), y  mejoría en la calidad de vida con una DMS 0,28 (0,15, 0,40) (6). Sin  embargo, a pesar de ser estadísticamente significativo, desde el punto de vista  clínico estos ejercicios tendrían solo un leve a moderado efecto.
      Por otro lado, en relación a  la reducción de peso y fisioterapia la evidencia encontrada es de  baja calidad metodológica, por lo que no estaría clara su efectividad (7-10). En relación a la acupuntura, a pesar  de existir evidencia de alta calidad metodológica, no ha demostrado tener  efecto significativo en alivio de dolor y mejoría en la capacidad funcional a  largo plazo (11).
      El tratamiento farmacológico dependerá  de la severidad de la enfermedad, presencia o no de inflamación y respuesta a  tratamientos previos. El tratamiento inicial incluye paracetamol, AINEs y  glucocorticoides intraarticular. Si son refractarios a tratamiento inicial, se  indica opiodes, ácido hialurónico, glucosamina/condroitín. (5)
        El paracetamol es el pilar de  tratamiento, es barato, seguro y efectivo. La FDA recomienda como dosis máxima  4 gramos al día, por el riesgo de hepatotoxicidad. (12)
        Las diferentes guías clínicas  sugieren el uso de AINEs sólo en crisis agudas y por períodos cortos de tiempo,  esto debido a sus posibles efectos adversos. (1,5)
        Según una RS del año 2015 de  buena calidad metodológica, donde se analizaron diferentes fármacos en el  alivio del dolor y la mejoría de la capacidad funcional en el tratamiento de la  artrosis de rodilla, se llegó a la conclusión de que todos los fármacos fueron  mejor que placebo en los outcomes medidos, donde el Paracetamol tuvo el  estimador de efecto más pequeño (DMS 0.18 [0.04 – 0.33]) y el Ácido hialurónico intraarticular mostró ser el más  efectivo en comparación con placebo (DMS 0.63 [0.39 – 0.88]). Además, en esta misma RS se comparó Paracetamol con  distintos AINEs (celecoxib, naproxeno, ibuprofeno, diclofenaco) y todos  demostraron ser superiores a Paracetamol en alivio del dolor, y al comparar los  diferentes AINEs entre ellos, no hubo diferencias significativas para el mismo  outcome. (13)
      Con respecto al uso de Glucosamina, se encontró  evidencia de alta calidad metodológica que no muestra beneficios clínicamente  significativos en cuanto a manejo del dolor, mejoría de la capacidad funcional  y tampoco enlentecimiento de la progresión de la enfermedad. (14)
      Conclusión
        La artrosis de rodilla es una  enfermedad frecuente, con una prevalencia en Chile al año 2010 de 3,6% en ambos  sexos. Es causa importante de discapacidad y deterioro en la calidad de vida de  quién la padece. Por ende, una vez que es detectada es importante tratarla de  manera adecuada.
        En cuanto a su manejo, lo  podemos dividir en dos grandes ramas, farmacológico y no farmacológico.
        Dentro del tratamiento no  farmacológico la evidencia avala la realización de ejercicios en “tierra” de  elongación y aeróbicos. No existe adecuada evidencia con respecto a la baja de  peso y a la fisioterapia; sin embargo, podría haber una mejoría de la  sintomatología con la disminución del 5% del peso corporal. Por lo que  parecería pertinente indicarle al paciente estas medidas, sobre todo por el  bajo costo y los escasos efectos adversos que estos pudieron producir.
      Con respecto al tratamiento  farmacológico contamos con diferentes alternativas, unas más efectivas que  otras, y al momento de elegir el uso de fármaco a utilizar, siempre tener en  cuenta preferencia del paciente y comorbilidades. Las diferentes guías clínicas  recomiendan siempre partir con Paracetamol, por ser un fármaco de bajo costo, y  usar AINEs sólo en crisis aguda de dolor o cuando exista componente inflamatorio,  y sólo por períodos cortos de tiempo.
      Bibliografía
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        Documento de Trabajo. Perfil  epidemiológico del adulto mayor en Chile. Departamento de estudios y Desarrollo.  Octubre 2006. Gobierno de Chile.
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