Las denominadas AVD o Actividades de la Vida Diaria, son la gran meta por alcanzar en pacientes adultos y adultos mayores que egresaron de la ventilación mecánica por COVID-19 y que experimentan el llamado síndrome post UCI. Se estima que un 30 a 80% de los pacientes conectados a ventilación mecánica experimentan algún tipo de secuela y terapia ocupacional hoy se integra de forma efectiva al equipo de rehabilitación junto con kinesiólogos, fonoaudiólogos, nutricionistas, psiquiatras y psicólogos.
Fecha: 4 de agosto 2020
Se estima que entre 3 y hasta 12 meses tomaría la recuperación de los síntomas del cuadro conocido como síndrome post cuidados intensivos o SPCI, así lo señala Paula Torrico, directora de la carrera de Terapia Ocupacional de la Pontificia Universidad Católica (que debuta en marzo de 2021), especialista en salud mental del adulto mayor. Si bien la pandemia ha significado un doloroso escenario para nuestro país, asegura que la terapia ocupacional es una disciplina de las ciencias de la salud que ha cobrado importancia en la recuperación de los pacientes COVID desde una mirada integral, funcional y humanizada.
En un estudio reciente, se observó a 5.700 pacientes hospitalizados por COVID-19 en 12 hospitales en New York, en los que el 14,2% fueron tratados en UCI y 12,2% requirieron ventilación mecánica. El síndrome post cuidados intensivos se describe como un conjunto de cambios que ocurren en pacientes egresados de ventilación mecánica por COVID-19, postrados en cama por un periodo prolongado y con gran limitación de movimiento, dando lugar a complicaciones multisistémicas que incluyen síntomas físicos, cognitivos y/o emocionales.
Se estima que un 30 a 80% de los pacientes conectados a ventilación mecánica experimentan algún tipo de secuela. Sus manifestaciones aluden a un compromiso físico, que se expresa en dificultad respiratoria (disnea), debilidad muscular, dificultad para deglutir (tragar), fatiga, disminución de la movilidad y riesgo de caídas, y aquellas de compromiso cognitivo, afectando principalmente la memoria, atención y funciones ejecutivas.
Los problemas cognitivos-mentales se manifiestan en la alteración de las funciones ejecutivas, que son actividades mentales complejas, necesarias para concentrarse, planificar, organizar actividades sencillas y resolver problemas. Estas complicaciones muchas veces se acompañan de estrés post traumático (TEPT) que se expresa en pesadillas, recuerdos indeseados, ansiedad, irritabilidad, insomnio e incluso depresión y un temor extremo a la muerte.
El trabajo interdisciplinario ha contribuido con evidencia científica en cuanto al progreso de los pacientes post UCI, involucrando activamente a especialistas de la kinesiología, fonoaudiología, nutrición, terapia ocupacional, psiquiatría y psicología, dado que la intubación prolongada podría generar secuelas en el sistema nervioso y músculo esquelético, como problemas para movilizarse, mantener el equilibrio, para realizar actividades de la vida diaria (AVD) o para deglutir correctamente, factores aún más delicados en adultos mayores o personas con comorbilidades. El trabajo de terapia ocupacional en la UCI se orienta a la intervención mediante movilización pasiva o asistida del paciente consciente e inconsciente, prevención de delirium y estimulación cognitiva, mientras que en una segunda etapa de recuperación, una vez extubados, el trabajo apunta a recuperar fuerza y movilidad en miembros superiores con actividades de higiene, alimentación, vestuario, además de estimular la orientación témporo-espacial para saber la fecha y el lugar, conectarse con familiares y estimular los sentidos del gusto y el olfato, alterado en algunos pacientes, y superar algunos problemas de sensibilidad.
“En esta fase de reintegro, la familia y los cuidadores cumplen un rol fundamental para el progreso del paciente y un enlace determinante para el equipo interdisciplinario tratante, de modo de identificar problemas e intervenir a tiempo con cambios”, sostiene Torrico.
Para la especialista, esta pandemia representa un escenario que ha impactado positivamente a la disciplina de terapia ocupacional, ello dado que forma parte de los equipos de UCI que reciben a los pacientes COVID y desde el primer día implementa un programa de intervenciones temprana y no farmacológicas para reducir las secuelas derivadas del uso de ventilación mecánica, la sedación y el uso prolongado de algunos medicamentos. “Hoy incluso terapia ocupacional cuenta con código Fonasa para atender bajo la modalidad de telemedicina o telerehabilitación a pacientes con dificultad y que no puedan desplazarse, lo cual ha despertado el interés de nuevas generaciones para intervenir en el equipo tratante desde una mirada funcional, orientada a recuperar autonomía e independencia en las personas, y adecuarse a sus necesidades y actividades cotidianas en espacios como el hogar, el trabajo, el colegio , la universidad y grupos sociales”, señala Torrico.
Si bien esta pandemia ha ayudado a validar este aporte disciplinario, la académica asegura que aún resta mucho más por hacer en políticas públicas de inclusión laboral, programas de integración en el sistema educativo y adecuación de espacios públicos para personas en situación de discapacidad, con una ardua tarea por delante para co-construir una cultura inclusiva efectiva y consciente de las necesidades de todos.
Paula Torrico señala que Terapia Ocupacional es la profesión promueve la salud y el bienestar a través de la ocupación. El principal objetivo es capacitar a las personas para las actividades de la vida diaria, desde una dimensión biopsicosocial, desde lo más básico como alimentarse y vestirse, y otras más complejas como manejar dinero, usar la locomoción pública o utilizar dispositivos tecnológicos, y así facilitar la incorporación de niños, adultos y adultos mayores a la sociedad en todos sus contextos, facilitando y acompañando, en la participación social, trabajo, educación, sueño, descanso, juego, ocio y tiempo libre. Hoy en día esta disciplina de la salud tiene una activa intervención en hospitales, centros de rehabilitación, hospital de día, colegios, docencia universitaria, investigación, recintos penitenciarios, residencias geriátricas, ONG`s, atención domiciliaria, mutuales de seguridad, centros de desarrollo y confección de órtesis, entre otras.
RECOMENDACIONES UNA VEZ EN CASA
La especialista entrega algunas recomendaciones generales para los pacientes dados de alta que comienzan su rehabilitación, de modo que familiares y cuidadores colaboren en su reintegro de forma responsable y prudente, evitando sentimientos de ansiedad y frustración que interfieran en un programa efectivo de recuperación. Por lo que es fundamental hacer una evaluación funcional de las destrezas físico sensoriales, cognitivas y desempeño de AVD
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