Por Mané León.
Directora carrera de Fonoaudiología UC.
Fecha: 26 de febrero 2018
Este 3 de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Audición y cobra especial relevancia tras un estudio Fonis desarrollado por la carrera de Fonoaudiología UC, el departamento de Salud Pública UC y el Hospital de La Florida, el que analiza las causales de abandono del audífono en los adultos mayores, identificando argumento como la negación del problema auditivo, dificultades en la amnipulación del dispositivo y un débil apoyo de la familia.
Según la última Encuesta Nacional de Salud, la sordera producto del envejecimiento es una de las tres condiciones prevalentes en el segmento de adulto mayor y entre las que producen mayor discapacidad, entre ellas riesgo de caídas y accidentes, problemas cognitivos, demencia senil, y aislamiento social.
Combinada con problemas de visión, ha demostrado incluso altos índices de mortalidad. Si bien la sordera es frecuente en adultos mayores, no siempre ésta es autodetectada por el paciente, sino más bien por su familia. En caso de mayores autovalente que viven solos, es aún más probable que no consulte a un especialista, dado que no detecta el problema. De hecho, un estudio previo de la UC también señala que existen más de 500 mil adultos mayores con problemas de audición en nuestro país y solo un 9% reconoce esta dificultad y usa el audífono.
Como profesionales de la salud, este indicador nos obliga a mejorar nuestras guías clínicas en atención primaria y hospitalaria, a trabajar en red con médicos otorrinolaringólogos, geriatras, asistentes sociales y familiares, de forma de activar en red, mejores protocolos de detección temprana de problemas de audición, de seguimiento de los casos diagnosticados y de acompañamiento en el uso y manipulación del audífono.
La dificultad de oír genera otros problemas a partir de la comunicación, deteriorando significativamente las relaciones interpersonales dentro del hogar y con el cuidador, generando frustración y aislamiento, sentimientos que entorpecen las posibilidades de una buena experiencia de vejez, participación social y expresión afectiva.
Las personas que no usan audífono, teniendo problemas auditivos, aceleran su proceso de envejecimiento en aspectos cruciales, que se relacionan con su socialización, salud y seguridad. La limitadas condiciones de visión y motricidad que acompañan el envejecimiento, son además variables que inciden en la dificultad de manipular el audífono, desde cambiar pilas hasta calibrar niveles de volumen.
En la medida que el paciente disponga del apoyo de un familiar o bien de pares con una problemática común, será posible mejorar los índices de adherencia en la rehabilitación y uso del audífono. Debemos tener la empatía y la conciencia de los diversos escenarios sociales que viven los adultos mayores en nuestro país y dar relevancia a la audición y las capacidades comunicacionales de este segmento, como parte determinante de una sociedad que busca un envejecimiento activo.
La salud y la academia, enfrentan nuevos desafíos ante una sociedad que evoluciona hacia el envejecimiento, desde una mirada inclusiva por sobre asistencialista; que promueva un trabajo transdisciplinario y de gran compromiso social y humanitario.
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