En Chile más del 80% de los profesores son docentes de aula. Sus jornadas de trabajo muchas veces superan las 40 horas semanales y sus descansos son escasos. Además se encuentran expuestos a múltiples factores de riesgo vocales tanto personales como del medio ambiente en el cual se desenvuelven. Su mayor problema es el uso excesivo de la voz hablada en cantidad de horas y a alto volumen, y sus síntomas más frecuentes son la ronquera y la fatiga vocal, dolor y esfuerzo al hablar, quiebres tonales, carraspeo, entre otros.
Fecha: 14 de octubre 2015
Los docentes, según la Organización Internacional del Trabajo, son los profesionales que presentan mayor riesgo de contraer alteraciones de la voz. Según la UNESCO, la enfermedad más común que sufren es la disfonía o afonía, la que impacta en sus vidas en todo ámbito, ya que su voz no sólo es una carta de identidad personal, una expresión de las emociones o un medio de comunicación, sino que además es su herramienta de trabajo.
En nuestro país se forman cada vez más docentes, es por esto que la prevención vocal representa una necesidad de primer orden para ellos. Hoy en día, existe conciencia de que el mejor medio para desarrollar una salud pública eficiente es a través de la promoción y prevención, debido a que los costos se reducen y la atención se focaliza en quienes realmente lo necesitan. Además, la prevención vocal es avalada científicamente, demostrando que existe una mejora de la calidad vocal y por ende, de la calidad de vida.
El aprendizaje vocal no se adquiere de un día para otro. Éste debe ser reconocido, incorporado, practicado y modificado de manera constante. Debe ser llevado a cabo a largo plazo, de forma sistemática, en donde no sólo se aprenda una técnica vocal correcta, sino que también a monitorear las distintas situaciones que ocurren en una sala de clases, así como también adaptarse a los distintos escenarios en los cuales se desenvuelven (tamaños de las aulas, ruido ambiente, etc.).
Es así como el fonoaudiólogo no sólo debe intervenir en el momento de la enfermedad, sino más bien debe atacar el problema de raíz, realizando no sólo un trabajo directo en la voz, sino que también en el entorno, adoptando estrategias de comunicación no verbal y sugiriendo medidas tales como la utilización correcta de micrófonos, uso de silbatos, entre otros. Es el deber de nosotros como profesionales, el impulsar nuevos proyectos que se orienten hacia ese camino, con argumentos sólidos, ya que así estaremos aportando a la salud y educación de nuestra población.
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