Medicina Familiar
ANEMIA: ¿DEIFICIT DE HIERRO O ENFERMEDADES CRONICAS? ACERCAMIENTO AL DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO
   ANEMIA: ¿DEIFICIT DE  HIERRO O ENFERMEDADES CRONICAS? ACERCAMIENTO AL DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO
      Autor: Dra. Macarena  Droguett E. Residente Medicina Familiar PUC.Editor: Dr.  Alfredo Rodríguez N; Docente Departamento Medicina Familiar PUC
      Introduccion
De todos los trastornos hematológicos, la  anemia sigue siendo el más frecuente. Según datos de la Organización Mundial de  la Salud (OMS) se estima que la prevalencia a nivel mundial de anemia  correspondería a un 24,8%, siendo los principales grupos poblacionales  afectados los niños en edad preescolar (47,4%), mujeres embarazadas (41,8%) y  mujeres no embarazadas (30,2%) (1).
      La anemia se define como una reducción  significativa de la masa de glóbulos rojos, siendo dos desviaciones standard  bajo la media de la concentración de hemoglobina, del conteo de glóbulos rojos,  o del hematocrito. Esto provoca una disminución en el transporte de oxígeno,  con la imposibilidad de cubrir las demandas metabólicas del organismo. La OMS  ha establecido valores de corte para la realización del diagnóstico, los cuales  cambian según edad, sexo, embarazo, altitud y tabaquismo. Para el diagnóstico  de anemia se considera en hombres un valor menor a 13gr/dL y en mujeres menor a  12 gr/dL (2). Como se mencionó anteriormente, es importante recordar que vivir  a cierta altitud por encima del nivel del mar y en pacientes tabáquicos, las  concentraciones de hemoglobina se ven aumentadas.
      Se han realizado varios estudios con respecto  a la asociación de anemia y otras condiciones patológicas, y cómo ésta  afectaría directamente en la evolución de las mismas. Dentro de estas líneas  investigativas destaca la asociación de anemia como factor independiente de  mortalidad en adultos mayores, en insuficiencia cardiaca, enfermedad renal  crónica y EPOC, entre otras (3,4,5,6). Por consiguiente cabe destacar que la  anemia no es un simple espectador, nunca es normal, y por ende la causa debe  ser estudiada.
      Proceso  Diagnóstico
      Durante la práctica clínica, la mayor parte  de las veces nos encontraremos con el diagnóstico de anemia por un hallazgo de  laboratorio (8,9). Síntomas y hallazgos al examen físico dependerán del grado  de anemia, la velocidad de instalación, la volemia concomitante y las  comorbilidades del paciente, sobre todo las cardiovasculares.
      Dentro de los síntomas y signos podemos  encontrar:
      Signos  de compensación:
      Redistribución  de flujo: palidez piel, conjuntivas, lecho ungueal, surcos palma.
        Aumento  del GC: taquicardia, soplos funcionales, palpitaciones, tinitus.
        Aumento  función pulmonar: taquipnea, disnea.
        Hematopoyesis  compensadora: dolor óseo o sensibilidad en huesos hematopoyéticos.
      Signos  de hipoxia celular:
      Musculares:  angina, claudicación intermitente, fatigabilidad.
        Cerebral:  cefalea, falta de concentración, mareos.
      Para lograr un adecuado enfrentamiento del  paciente con anemia es fundamental una buena interpretación del hemograma. Para  efectos prácticos, a continuación se propone un acercamiento al diagnóstico basado  en cuatro preguntas sobre el hemograma:
      1. ¿Es solo anemia, o se trata de una  bicitopenia o pancitopenia?
      Esta pregunta es importante tanto como para  el diagnóstico, tratamiento y el pronóstico. Dentro de las pancitopenias es  importante no olvidar patologías con afectación directa de la médula ósea como  anemia aplásica, neoplasia hematológicas, ablación de médula ósea por  quimioterapia o radioterapia, reemplazo de médula ósea por fibrosis o tumores.  Otras causas de pancitopenia a considerar son el hiperesplenismo, deficiencia  de B12/folato, lupus eritematoso sistémico, entre otras.
      2. ¿Cuál es el valor del Volumen Corpuscular  Medio (VCM)?
      Si se discrimina que el paciente cursa  solamente con anemia, es relevante conocer el valor del VCM, el cual nos ayuda  a caracterizar si se trata de una anemia microcitica, normocitica o  macrocitica. El VCM representa el nivel máximo de la curva de distribución del  tamaño del eritrocito, por lo cual no es sensible a la aparición de poblaciones  pequeñas de elementos macrociticos o microciticos. Esto es posible objetivar  usando el frotis, cuyo resultado se encuentran en la parte inferior del  hemograma. El frotis consiste en la evaluación morfológica de los elementos  sanguíneos, lo cual puede ser especialmente útil para contestar esta pregunta. Por  ejemplo, en anemias microciticas de instalación lenta, hasta en un 40% los  valores de VCM se encontrarían en rango normal, pero muchas veces es posible  encontrar anisocitosis en el frotis, el cual antecede a los cambios del VCM (10,11).
      3. ¿La VHS está normal o aumentada?
      Esta pregunta también nos orienta más a otro  tipo de patologías, ya sean infecciosas, neoplásicas o autoinmunes, entre otras  cuando la VHS se ve aumentada. Aquí es importante considerar exámenes  complementarios que ayuden a determinar la causa, según la sospecha clínica.
      4. ¿Existe respuesta por parte de la médula  ósea?
      Para contestar esta pregunta se calcula el  índice reticulocitario, el cual proporciona una estimación de la producción de  la médula ósea con respecto a la normalidad. El índice reticulocitario tiene  una doble corrección, tanto por el grado de anemia, como por la vida media más  larga que tienen los reticulocitos liberados prematuramente (11).  El valor del índice reticulocitario es  especialmente útil en el grupo de anemias normociticas, en donde cabe la duda  de estar frente a una anemia arregenerativa como aquellas por falta de  sustrato, defectos de la médula ósea, vs una anemia regenerativa como en el  caso de las anemia hemolíticas o por sangrado. Actualmente esta ecuación está  incluida en la mayoría de las calculadoras médicas de los smartphones.
      Dentro de la clasificación de las anemias por  VCM, existe aún una mayor dificultad para diferenciar la anemia por déficit de  hierro de la anemia por enfermedades crónicas, ya que ambas pueden ser  microciticas o normociticas.
        La anemia por déficit de hierro, comúnmente  la catalogamos como una anemia de tipo microcitica, pero hasta el 40% puede  tener VCM en rango normal como se mencionó anteriormente. Este tipo de anemia  es la más frecuente en todo el mundo, variando la causa según cómo se produce.  En países subdesarrollados, es producida por un aporte deficitario de hierro en  la dieta, mientras que en países desarrollados, la causa predominante es a  través de pérdidas sanguíneas (12).
        Por otra parte, la anemia por enfermedades  crónicas es la segunda causa más prevalente de anemia, siendo la causa más  frecuente en pacientes hospitalizados (13).
      Si posterior a una anamnesis completa, examen  físico y una buena interpretación del hemograma, contestando las cuatro  preguntas propuestas, y aun así no es posible diferenciar entre una anemia por  déficit de hierro vs anemia por enfermedades crónicas, o la concomitancia entre  ambas, existen otras pruebas diagnósticas de laboratorio que podrían ser de  utilidad.
      La ferritina en sangre mide indirectamente  los depósitos de hierro del cuerpo. Los valores de ferritina < 15 ng/ml,  presentan un LR (+) de 52 para anemia ferropriva. Valores entre 15 -24 ng/ml  tienen valores de LR (+) de 8,8 (14,15). Valores superiores a 24 ng/ml, ya no  son de utilidad para modificar la probabilidad pre-test. Cabe señalar, que la  ferritina es una proteína de fase aguda, por lo que estará aumentada en el  contexto de enfermedades crónicas. Es por esta razón que los puntos de corte de  ferritina en contexto de enfermedades crónicas son distintos. Valores de  ferritina < 50 ng/ml en presencia de enfermedad crónica, presenta un LR (+)  sobre 10 para anemia ferropriva (16).
        Si los valores de ferritina no son  concluyentes, el siguiente paso es pedir el perfil de hierro, con especial  atención a los valores de TIBC, el cual debiese estar aumentado en anemia por  déficit de hierro, y disminuido en anemia por enfermedades crónicas. Si aún no  es posible llegar a un diagnóstico definitivo, siempre es importante reevaluar  al paciente, chequear los datos de la anamnesis, revisar otros exámenes  complementarios como creatininemia, pruebas hepáticas, PCR, etc., en busca de  enfermedad crónica. Si persiste duda diagnóstica, se debe derivar a Hematología  para completar estudio.
      En la actualidad se ha comenzado a estudiar  el rendimiento diagnóstico del receptor soluble de transferrina, el cual no se  ve alterado ante la presencia de inflamación, siendo útil a la hora de  diferenciar entre ambas entidades, o para dilucidar si ambas se encuentran  presentes en un mismo caso (17). 
      Tratamiento
      Anemias  por enfermedades crónicas: por lo general son de leve a moderada intensidad, por  lo que suelen tolerarse bien. El tratamiento corresponde al de la patología en  curso. Si presenta ferropenia asociada (ferritina < 50 μg/l) está  justificado el empleo de sales ferrosas orales. 
      Se está investigando el uso de eritropoyetina  recombinante humana sintética (rhEPO) en el tratamiento de algunas patologías independiente  de su uso reconocido para enfermedad renal crónica, como en lupus eritematoso  sistémico, artritis reumatoide, enfermedad inflamatoria intestinal, VIH, entre  otras, presentando buenos resultados (18,19).
      Anemia  por déficit de hierro:  se debe suplementar con hierro oral hasta normalizar el hemograma (lo cual  ocurre por lo general entre 6 a 8 semanas) y luego mantener el tratamiento para  llenar los depósitos de hierro (aproximadamente en 3 meses). Las preparaciones  que contienen hierro disponibles en el mercado varían en cuanto a la dosis, la  sal, y el estado químico de hierro (forma ferrosa o férrica), así como en su  forma galénica (rápida liberación vs los de liberación prolongada). 
        Sin embargo, las sales de hierro bivalentes  como sulfato ferroso, gluconato ferroso, fumarato ferroso, son más ampliamente  utilizados y preferibles a los preparados de hierro férrico, según lo  recomendado por la OMS (20). La forma ferrosa presenta buena biodisponibilidad  (entre 10 y 15% se absorbe), mientras que la biodisponibilidad de las  preparaciones de hierro férrico es de 3 a 4 veces menor que los ferrosos. La  menor absorción de los preparados férricos entre otras cosas se debe a la  necesidad de ser transformados por el organismo a su estado ferroso para poder  ser absorbidos (20).
        La tolerabilidad a los preparados de hierro  oral es un tema no menos importante, ya que el tratamiento con hierro ferroso  oral muestra altas tasas de mal adherencia y deserción importante del  tratamiento. Esto se debe principalmente a los efectos adversos gastrointestinales  (21). Los principales reportados en la literatura son constipación, nauseas o  diarrea, seguidos de dolor abdominal y pirosis (22). La incidencia alta de los  efectos adversos gastrointestinales parece estar relacionados en parte por el  uso de altas dosis de fierro innecesarias. Sumado a esto se ha propuesto que  independiente del preparado ferroso que se utilice, los efectos adversos a  nivel intestinal son producidos por los radicales libres generados mediante el  ciclo de óxido-reducción en el lumen intestinal, lo que promueve la inflamación,  asociado a los cambios en la composición y el metabolismo de la microbiota  intestinal (20).
        En Octubre del año 2015, en un nuevo número  del “Blood”, Moretti et al proporcionan datos que desafían el tratamiento oral  arraigado por años en cuanto a la anemia por deficiencia de hierro. El artículo  muestra cómo la nueva comprensión de la hepcidina y el metabolismo del hierro,  puede conducir a mejoras prácticas en el manejo de la anemia ferropriva (24).
        La hepcidina es una pequeña hormona que está  directamente relacionada con la regulación de la homeostasia del hierro. Esta  hormona es producida principalmente por los hepatocitos en respuesta a la  cantidad de hierro circulante. La expresión de la hepcidina es modulada por los  mismos factores que la absorción de este mineral. Esta proteína es secretada a  la circulación e interactúa con los enterocitos en donde regula el nivel de  absorción de hierro a través del control de la expresión de la ferroportina en  la membrana basolateral de estas células (24).
        El estudio realizado por Moretti et al  demostró que en mujeres jóvenes con déficit de hierro, dosis de 60, 80, 160 y  240 mg de hierro elemental dadas en la mañana, producen un aumento  significativo de la hepcidina a las 24 horas. Ese aumento se asoció fuertemente  con una disminución en la absorción de una segunda dosis hierro administrada 24  horas más tarde. Al usar dos dosis al día de 60 mg, se amplificó el aumento de hepcidina  y disminuyó el porcentaje de absorción de hierro de la dosis de la tarde, junto  con una disminución de la absorción de la dosis de la mañana siguiente. El aumento  de la absorción total en miligramos de hierro de tres dosis compradas con dos  dosis de hierro oral,  no fue  significativo. 
        Las conclusiones más relevantes de este  estudio, revelan que en mujeres con bajos depósitos de hierro, el porcentaje de  absorción de este mineral es mayor a menores dosis de hierro (entre 40 y 80 mg).  El uso de dosis consecutivas de hierro (dos veces al día o incluso una dosis  diaria), resulta en una disminución de su biodisponibilidad. 
      Pese a que no se midió directamente, se  piensa que con un intervalo de separación entre dosis  de 48 horas, ya sería suficiente para mejorar  la absorción de hierro y reestablecer los niveles de hepcidina, por lo que  bajas dosis de hierro dadas en días alternos podría maximizar el porcentaje de  absorción de hierro, aumentar la eficacia del preparado, disminuir los efectos  adversos gastrointestinales del hierro no absorbido, mejorando así la  tolerabilidad de los pacientes usuarios de hierro oral. 
      Conclusiones
      La anemia es el trastorno hematológico más  frecuente, con el cual nos encontraremos en reiteradas oportunidades en la  práctica clínica diaria. Para su enfrentamiento se debe lograr una buena  anamnesis y examen físico, pero sobre todo una buena interpretación del  hemograma. La ferritina es una buena aproximación para el diagnóstico  diferencial entre anemia ferropriva y anemia por enfermedades crónicas.
        Con respecto al tratamiento de la anemia por  déficit de hierro, el conocer la fisiopatología de la anemia y sobre todo el  rol de la hepcidina, han significado un gran progreso en el entendimiento del  metabolismo del hierro y sus implicancias en el tratamiento. 
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Pontificia Universidad Católica de Chile 2025