Telesalud en la Fonoaudiología y la Voz

Fecha: 23 de noviembre 2017

El uso de la tecnología en Fonoaudiología y en Salud ha ido en aumento en los últimos años. La web para buscar recursos terapéuticos, las aplicaciones o apps, e incluso algunos gadgets, se han ido incorporando de una manera cada vez más integral a nuestro quehacer.
Los avances en Telesalud o Telemedicina han incrementado el uso de recursos tecnológicos para la evaluación, intervención y educación en salud. Esto permite un incremento en el acceso a servicios de cuidado de la salud, facilita mayor continuidad en las terapias y reduce los costos mientras que preserva o mejora los resultados del paciente (Molini-Avejonas, Rondon-Melo, de La Higuera & Samelli, 2015).

Lo anterior no significa el fin de la comunicación e interacción con los usuarios tal como lo conocemos hoy en día, sino que se debe buscar que la tecnología esté al servicio de mejorar nuestras atenciones para finalmente lograr los objetivos propuestos de una manera más eficiente. Por lo tanto, los nuevos tiempos requieren que como fonoaudiólogos nos actualicemos y nos abramos a usar la tecnología. El uso de Smartphones es un ejemplo de cómo ha cambiado nuestra interacción con el mundo, las herramientas de grabación de audio y video, de imagen y las aplicaciones que éstos nos ofrecen permiten que con un aparato que es completamente portátil podamos realizar prácticamente todo lo que se requiere en nuestra atención clínica.

En el área de voz se pueden utilizar una gran variedad de herramientas que facilitan nuestro quehacer y a medida que ha ido creciendo el interés por éstas, se ha investigado y llegado a conclusiones positivas sobre su uso. Por ejemplo, se ha visto que con el micrófono del iPhone o de otros Smartphones es posible realizar un seguimiento de los cambios vocales para el manejo clínico (Lin, Hornibrook & Ormond, 2012) (Grillo, Brosious, Sorrel & Anand, 2016). También se ha usado un micrófono que se anexa al iPhone llamado iRig, que está diseñado para mejorar las grabaciones de audio y voz, con resultados que comparados con el Gold Standard no tuvo diferencias significativas en los parámetros analizados, por lo que se concluye que el iRig proporciona una grabación digital confiable de voces normales (Oliveira, Fava, Baglione & Pimpinella, 2016). Otro estudio mostró alta correlación entre el jitter, shimmer y HNR medidos por smartphones o un micrófono externo por lo que se sugiere que los smartphones son adecuados para la grabación confiable y la digitalización de voces patológicas (Manfredi et al., 2015). Los smartphones no sólo se han usado para realizar grabaciones, otros estudios han señalado que algunas apps pueden ser apropiadas para el uso en la medición del ruido ocupacional (Kardous & Shaw, 2014) o también incluso se ha probado un videolaringoscopio portátil conectado directamente a un smartphone con Android (Karippacheril & Le Cong).

En el área de la Telerehabilitación también han sido probados los smartphones en terapias vocales. En un estudio sobre terapia en nódulos vocales, mostró que hubo mejoras significativas en los parámetros de la voz tanto perceptual, acústica y funcionalmente, como también en el tamaño de los nódulos y autopercepción de la calidad vocal. Los resultados fueron similares a la misma terapia entregada de manera convencional en formato cara a cara (Fu, Theodoros, & Ward, 2014). Otro estudio sobre la terapia vocal Lee Silverman, concluyó que entregar una terapia vía internet es factible, ya que los objetivos se mantuvieron o mejoraron luego de 2 meses de tratamiento (Howell, Tripoliti & Pring, 2008).

Como se ha visto y de acuerdo a las conclusiones vistas en una revisión sistemática sobre este tema, la mayoría de los estudios concluyen que los procedimientos de Telesalud tienen ventajas sobre el enfoque alternativo sin Telesalud, sin embargo, algunas barreras todavía necesitan superarse, tales como la tecnología, entrenamiento, regulación, aceptación y reconocimiento de los beneficios de esta práctica por los usuarios y los profesionales. La necesidad de los fonoaudiólogos de adaptarse a esta nueva modalidad de cuidado de la salud es evidente (Molini-Avejonas, Rondon-Melo, de La Higuera & Samelli, 2015).

Daniel Guzmán F.

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